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ILUSTRACIONES PARA PREDICADORES

ILUSTRACIONES PARA PREDICADORES

1.-  VIVE COMO LAS FLORES

Maestro, maestro... ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.

- ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.

- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.

- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín.

Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono mal oliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.

Esta bien que nos angustiemos por nuestras propias culpas, pero no es bueno permitir que la conducta de los demás te incomoden.... Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.

Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.

Esto, es vivir como las flores.



2.- ¿BUENA SUERTE?, ¿MALA SUERTE? ¿QUIEN SABE?

Una historia china habla de un anciano labrador que tenia un viejocaballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapo a las montañas. Cuando los vecinos del labrador le dijeron que mala suerte tenia por perder el caballo, el les replico:¿ Buena Suerte?, ¿ Mala Suerte?¿ Quien Sabe ?

Una semana después el caballo volvió trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces sus vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte y este les respondió:

¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte? ¿Quien Sabe ?

Cuando el hijo del labrador intento domar uno de aquellos caballos salvajes, se cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo considero esto  como una desgracia. No así el labrador, quien se limito a decir:

¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte? ¿Quien Sabe? Unas semanas más tarde, el ejército entro en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones.

Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. Había sido buena suerte?, Mala suerte?, Quien sabe ?

Todo lo que a primera vista parece contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañino. Así pues, será postura sabia que dejemos a Dios decidir lo que es buena y mala suerte, y le agradezcamos que todas las cosas se conviertan en bien para los que le aman.


3.- ÁGUILA O POLLITO

Erase una vez un hombre, que mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en un corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos. Un día un naturalista que pasaba por allí le preguntó al propietario porqué razón un águila, el rey de todas las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrada en el corral con los pollos.

Como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser pollo, nunca ha aprendido a volar- respondió el propietario-. Se conduce como los pollos, y por tanto, ya no es un águila.

Sin embargo, insistió el naturalista- tiene corazón de águila y, con toda seguridad, se le puede enseñar a volar.

Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista la tomó en sus brazos suavemente y le dijo: “Tú perteneces al cielo, no a la tierra. Abre las alas y vuela”.

El águila, sin embargo, estaba confusa; no sabía qué era y, al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.

Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al águila al tejado de la casa y le animó diciéndole: “Eres un águila. Abre las alas y vuela”. Pero el águila tenía miedo de su yo y del mundo desconocido y saltó una vez más en busca de la comida de los pollos.

El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó al águila del corral y la llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y le animó diciendo: “Eres un águila. Eres un águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra.... Ahora, abre las alas y vuela”.

El águila miró alrededor, hacia el corral, y arriba, hacia el cielo. Pero siguió sin volar. Entonces, el naturalista la levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un grito triunfante, se voló alejándose en el cielo.

Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que, de cuando en cuando, vuelva a visitar el corral. Que nadie sepa, el águila nunca ha vuelto a vivir vida de pollo. Sin embargo, fue un águila, pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.

Esta parábola refleja muy bien la situación de cada uno de nosotros y del hombre de hoy. Este ha perdido su identidad y el sentido de la vida. ¿Quién es el hombre? ¿Cuál es el sentido de su vida? ¿Quién soy yo? La respuesta no es fácil ¿Soy águila o soy pollo? Mi conciencia me dice lo primero, mi forma de vida tal vez lo segundo.

Como el aguilucho, el hombre ha perdido identidad. A fuerza de vivir en el corral y de comer la comida de los pollos, ha traicionado su verdadera esencia y se ha rebajado. Ya no sabe lo que es. Ha perdido el sentido de la actividad y de su vida.

El hombre, como el águila, es el rey de la creación. Posee un corazón grande capaz de anhelar lo sublime. Tiene alas para perseguir lo más alto. Sin embargo, se ha encarcelado en el corral; la sociedad de consumo lo tiene atrapado en sus fauces voraces. Y es que es mucho más fácil y placentero ser pollo que águila.

El pollo posee la seguridad del corral, la comodidad de las rejas que delimitan su espacio, el cuidado de su amo, la tranquilidad del alimento asegurado, la protección frente a las vicisitudes de la vida.

El águila, sin embargo, debe asumir el riesgo de moverse en un espacio sin límites, tiene que estar alerta para no caer en manos del cazador que la convertiría en trofeo de caza o en pieza de museo, tiene que luchar frecuentemente en la soledad y en un ambiente adverso, por proteger y defender su vida de quienes quieren someter.

Pero el pollo ha perdido su libertad, la ha entregado a cambio de unos granos de trigo que llenen su buche hambriento, es explotado y sometido al sucio mercado de la compra y venta. El águila en cambio, es libre, sus alas le permiten surcar los cielos y explorar horizontes siempre nuevos.

¡Que triste es ver al hombre, como el aguilucho, en el corral comiendo la comida de los pollos y llevando la vida de estos, cuando su corazón y su mente están hechos para cosas más grandes.

La tarea no es fácil; en parte, porque estamos convencidos de ser pollos o porque no conocemos cuál es realmente nuestra identidad; en parte, porque nuestros amos, la comodidad, la dependencia y el consumismo, no nos dejan salir. Sentiremos miedo, indecisión; tendremos que luchar contra la inercia, que una y otra vez tratará de devolvernos al corral. Únicamente el aire limpio de la montaña y la contemplación de ideales tan nobles y altos como el sol, podrán desplegar nuestras alas y hacer cantar el grito triunfante de la liberación.

Recordaremos con nostalgia nuestra vida de pollos y sufriremos la tentación de volver al corral. Pero quien realmente descubre su vocación a la libertad y encuentra un claro sentido de su vida, jamás dará un paso atrás en su decisión de llevar una existencia auténtica mente humana.

1. En este momento de tu vida ¿Con quién te identificas más con el águila o con el pollo?

2. ¿Cuál es el sueño de tu vida?

3. ¿Qué te impide volar?


4.- ¿HACIA DONDE CORRES?

Mi amigo cuenta la historia de algo que sucedió mientras su papá estaba cazando venados en los bosques de Oregón.

Con el rifle acuñado en el hueco de sus brazos, su padre iba por un antiguo camino de leñadores casi borrado por la exuberante espesura. Caía la tarde y estaba pensando en regresar al campamento cuando oyó un ruido en los arbustos cerca de el. Antes de que tuviera oportunidad de levantar el rifle, un bultito castaño y blanco corrió hacia el a toda velocidad. Mi amigo se ríe cuando cuenta la historia.

"Todo sucedió tan rápido, que papá apenas tuvo tiempo de pensar. Miro hacia abajo y allí estaba un conejito castaño (en extremo agotado) acurrucado contra sus piernas entre sus botas. La cosita temblaba como una hoja, pero allí estaba sin moverse.

Esto era sumamente raro. Los conejos silvestres tienen miedo de la gente, y ni siquiera es fácil llega a ver alguno... mucho menos uno que venga y se siente en nuestros pies.

Mientras papá trataba de encontrarle explicación a aquello, otro actor entro en la escena: Más abajo en el camino una comadreja saltó al camino, cuando vio a mi padre (y a la que consideraba su presa, sentada a sus pies) el predador quedo congelado, el hocico jadeante, los ojos con un brillo rojo.

Entonces comprendió papá que había irrumpido en medio de un pequeño drama de vida y muerte en el bosque. El conejito, exhausto por la persecución, estaba a solo minutos de la muerte. Papá era su última esperanza de refugio. Olvidando su natural recelo y miedo, el animalito instintivamente se había pegado a el buscando protección de los afilados dientes de su implacable enemigo".

El padre de mi amigo no lo decepcionó: alzó su rifle, apuntó y disparó al suelo justo debajo de la comadreja. El animal pareció saltar casi recto al aire un par de pies y entró disparado hacia el bosque de nuevo, a toda velocidad que sus patas se lo permitían.

Durante un rato el conejito no se movió. Siguió echadito allí, acurrucado entre los pies del hombre, en la tarde que caía poco a poco, mientras el le hablaba suavemente.

¿A donde fue, chiquitín? No pienso que te molestará por un tiempo. Parece que esta noche te has librado de la trampa.

Pronto el conejito se fue saltando, alejándose de su protector para entrar en el bosque.

¿A donde corres, querido, en momentos de necesidad?

¿A donde corres cuando te persiguen predadores como los problemas, las preocupaciones y los temores?

¿Donde te escondes cuando tu pasado te persigue como un lobo implacable, tratando de destruirte?

¿Donde buscas protección cuando las comadrejas de la tentación, la corrupción y la maldad amenazan con vencerte?

¿A dónde te vuelves cuando tu energía se agota... cuando la debilidad te embarga y sientes que no puedes huir por más tiempo?

¿Te vuelves a tu protector, Aquel que esta firme con los brazos abiertos, esperando porque vuelvas y te refugies en la seguridad de todo lo que El es?


5.-¿POR QUE LLORA JESUS?                                                                                                                          
`Muestra la escritura que cierta vez Jesús lloró. El se encontraba triste porque su amigo Lázaro había muerto, y hoy dos mil años después Jesús sigue llorando.

Te preguntas ¿por qué llora Jesús?

La mayor muestra de amor es Jesús, pues dio su vida en una cruz por nosotros. Siendo El, el único santo y justo, murió por los pecadores, cada gota de sangre que derramó fue para nuestra redención.

El no debió haber muerto en esa cruz, pues no lo merecía. Nosotros debimos haber estado allí, sufrir el dolor de los clavos en nuestras manos, de una lanza en el costado, y soportar la burla de miles de personas pero, sin embargo, siendo El Dios, pudiendo bajar de la cruz, prefirió quedarse allí para darnos salvación, y darnos victoria.

Y estando en la cruz para nuestro bien, la gente no lo entendía y simplemente se reían y lo injuriaban, pero El con voz de amor exclamó “Señor perdónalos porque no saben lo que hacen”. Increíble. Cuán grande amor hay en El. Y todavía pide a Dios que nos perdone porque aunque han pasado 2000 años, aún lo seguimos injuriando, y no entendemos cuán valioso es su sacrificio.


Por eso aún llora Jesús. Porque el mundo no ha entendido que El es la única solución.

Jesús lloró porque Lázaro había muerto, pero Jesús en el instante se acercó a la tumba y gritó fuertemente:

“Lázaro ven fuera” y el que había muerto salió.

Tal vez en este momento te encuentres muerto (porque si no tienes a Jesús que es la vida, estas muerto), con problemas, confundido. Y por eso lloras, pero si tú quieres puedes ser amigo de Jesús, y el gritará y te dará vida.

Lo único que tienes que hacer es creer en Jesucristo como Señor y Salvador, y te aseguro que El nunca te dejará y será tu mejor amigo fiel y verdadero.


6.- ¿RECUERDAS LO DEL PATO?,   

       Había un pequeño nino visitando a sus abuelos en su granja. El tenia una resortera (catapulta) con la que jugaba todo el día, practicaba con ella en el bosque pero nunca daba en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena.

Al acercarse a casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse, usó su resortera y le pegó al pato en la cabeza y lo mato.

Estaba triste y espantado, y todavía en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque. Pero se dio cuenta que su hermana lo estaba observando. Lucrecia lo había visto todo pero no dijo nada.

Despues de comer la abuela dijo, "Lucrecia, acompáñame a lavar los platos." Pero Lucrecia dijo, "Abuela, Pedro me dijo que hoy quería ayudarte en la cocina, ¿no es cierto Pedro? Y ella le susurró al oido: "¿Recuerdas lo del pato?"
Entonces, sin decir nada, Pedro lavó los platos.

En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la abuela dijo, "Lo siento pero Lucrecia debe ayudarme a preparar la comida." Pero Lucrecia con una sonrisa dijo, "Yo si puedo ir, porque Pedro me dijo que a él le gustaría ayudar." Nuevamente le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces Lucrecia fue a pescar y Pedro se quedó.

Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de
Lucrecia, finalmente él no pudo mas.
Fue donde la abuela y confesó que había matado al pato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo y le dijo, "Amorcito, yo ya lo sabía. Estuve parada en la ventana y lo vi todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que me preguntaba era hasta cuando permitirías que Lucrecia te tenga como esclavo."

¿Hasta cuándo permitirás que tus pecados sin confesar te mantengan esclavo?
Hoy puedes gozar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.  


7.- PARA MI VECINO

Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo: "Hay una familia con ocho niños. Hace días que no comen". Tomé algunos alimentos y fui.

Cuando finalmente llegue a aquel hogar, vi que los rostros de esos pequeños estaban desfigurados por el hambre. No había pesar o  tristeza en sus rostros, solamente un profundo dolor de hambre.

Le di el arroz a la madre. Ella separó el arroz en dos partes y salió llevando una mitad. Cuando regresó, le pregunté: "¿Adonde fue?"

Ella me dió esta simple respuesta: "a ver a mis vecinos, ¡ellos también tienen hambre!".

Yo no estaba sorprendida por su generosidad, porque los pobres son verdaderamente generosos. Pero estaba sorprendida que ella supiese que estaban hambrientos.

POR LO GENERAL, CUANDO NOSOTROS SUFRIMOS, ESTAMOS TAN ENFOCADOS EN NOSOTROS MISMOS QUE NO TENEMOS TIEMPO PARA LOS DEMAS.

Que todos los seres de todos los mundos seamos, eternamente felices.


8.- ALMORZANDO CON DIOS

    Un niño pequeño quería conocer a Dios.

Sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, así que empacó su maleta con pastelitos y unos seis refrescos, y empezó su jornada.

Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana. Ella estaba sentada en el parque, solamente contemplando algunas palomas.

El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Estaba a punto de beber de su refresco, cuando notó que la anciana  parecía hambrienta, así que le ofreció un pastelito.

Ella agradecida aceptó el pastelito y sonrió al niño. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le ofreció uno de sus refrescos. De nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado!

Se quedó toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo nunca una sola palabra. Mientras oscurecía, el niño se percató de lo cansado que estaba, se levantó para irse, pero antes de seguir sobre sus pasos, dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo.

Ella, después de abrazarlo, le dio la más grande sonrisa de su vida.

Cuando el niño llegó a su casa, abrió la puerta. Su madre estaba sorprendida por la cara de felicidad. Entonces le preguntó:

- Hijo, ¿qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?

El niño contestó:

- ¡Hoy almorcé con Dios!

Y antes de que su madre contestara algo, añadió:

- Y ¿sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que he visto!

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se quedó sorprendido por la expresión de paz en su cara. Preguntó:

- Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz?

La anciana contestó:

- ¡Comí pastelitos con Dios en el parque!

Y antes de que su hijo respondiera, añadió:

- ¿Y, sabes? ¡Es más joven de lo que pensaba!"



9.-  CACHORRITOS EN VENTA

     El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que leía: "Cachorritos en venta".

Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?"

El dueño contestó: "Entre $30 y $50". El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo $2.37... ¿Puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba.

"¿Qué le pasa a ése perrito?", preguntó.

El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.

El niñito se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!". Y el hombre replicó: "No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo". Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale.

El vale tanto como los otros perritos yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo".

El hombre contestó: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".

El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".

El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo: "Hijo, sólo espero y oro para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".

No importa mucho cómo eres o cómo luces, pero sí que alguien te aprecie por tu interior, te acepte y te ame incondicionalmente. Ese Alguien es Dios!


10.-   CADENAS DE PAPEL

           El pastor, un misionero norteamericano y su esposa, decidieron que la congregación se responsabilizara, unos con otros de formar una cadena de oración, con el propósito que Dios nos mostrara como desarrollar las actividades en la iglesia y especialmente conseguir o encontrar un nuevo pastor ya que ellos viajarían definitivamente a USA.

Es lamentable, pero como las palabras, generalmente se las lleva el viento.


Hicimos un compromiso de orar por escrito. En unas cintas de papel se escribió el nombre de cada uno y el día y hora que estaríamos utilizando para orar.

Estas cintas tomaron forma de eslabón y se pegaron unas a otras como una cadena. Y se colgaron en la pared principal de la iglesia. Como para recordar en nuestro compromiso.

La verdad es que la gran mayoría NOS olvidamos de cumplir con esa promesa.

No solo las palabras se las llevo el viento sino que también nuestras letras.

Cierto día, en la iglesia el misionero pregunto: ¿que ha pasado que la congregación ha ROTO esta cadena y no cumplimos con este compromiso? Nadie hablo!

Pero un niño de apenas 7 años, mirando hacia aquella pared vio que la cadena de papel  que colgaba estaba despegada y suelta en varios lados.

Entonces, con su inocencia y sin saber que lo estábamos escuchando dijo: ¡y como no se va a romper la cadena si es de papel!

Esto me hizo pensar que muchas veces nuestro compromiso es tan débil como un fino papelito. ¡Y en ese compromiso ponemos nuestra confianza!     


11.- AMOR DE MADRE

   Se cuenta la historia de un águila que había construido su nido en lo alto de un peñasco. Cierto día cuando volaba en torno de su nido, el águila vio a su aguilucho recién nacido que se agarraba desesperadamente del borde del nido, tratando con todas sus fuerzas de sostenerse e impedir así una caída al abismo, lo que sería fatalmente su fin.

Como era imposible alcanzar el peñasco antes que su cría cayera, el águila descendió con la velocidad de un rayo debajo de su hijito y abrió sus fuertes alas para interrumpir su caída.

Con su cría agarrada a ella el águila planeó entonces con seguridad de vuelta al nido.

Moisés, antes de su muerte, dando su bendición al pueblo, les aseguró que Dios no los abandonaría y por eso dijo: “EL DIOS ETERNO ES TU PROTECTOR Y POR DEBAJO TUYO EXTIENDE SUS BRAZOS ETERNOS”. (Deuteronomio 33.27).

Aun hoy podemos confiar en esta promesa. Así como el águila extendió sus alas para interrumpir la caída de su cría, así Dios extiende sus brazos para interrumpir la caída de cada uno de sus hijos.

A veces Dios llega a permitir que caigamos de nuestro nido (sufrimientos, pérdidas, desilusiones, problemas familiares, etc.),…esto es,  para mostrar cuán débiles e impotentes somos, para sentir cuán dependientes somos de su protección. Sólo que Dios no quiere que lleguemos hasta el suelo y nos invita a través del salmista: “Entrega tu camino al Señor, confía en él y el resto él lo hará” n (Salmos 37.5)


CREO EN LAS PROMESAS DE DIOS PUES YO CREO EN UN DIOS VIVO. CREO QUE DIOS NO PERDIÓ SU PODER, SINO QUE CONTINÚA EXTENDIENDO SUS BRAZOS PARA AMPARARME. CREO EN AQUELLA PROMESA BÍBLICA: “VENGAN A MI TODOS USTEDES QUE ESTÁN CANSADOS DE CARGAR SUS PESADAS CARGAS Y YO LOS ALIVIARÉ” (Mateo 11.29). CREO EN LA AYUDA DE DIOS. ¿Y TÚ?


12.- CICATRICES DEL ALMA

     En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo  por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz.

Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde.

Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su  corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los  gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo.

El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron  bastante, aún pudo llegar a caminar.

Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño levantó la colcha y se las mostró.

Pero entonces, con gran orgullo se remango las mangas y dijo: "Pero las que usted debe de ver son éstas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza en sus brazos. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida".

Moraleja: Nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso.
Algunas son causadas por nuestros pecados, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en las garras del mal. Dios te bendiga siempre, y recuerda que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios, te ha agarrado demasiado fuerte para que no caigas.


13.- QUÉDESE CON SU TENEDOR

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida.

Así que empezó a poner sus cosas "en orden". Contactó a su Pastor y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo qué alabanzas quería que se cantaran en su servicio funeral de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.

La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita.

Ya todo estaba en orden y el Pastor se estaba preparando para irse, cuando la hermana recordó algo muy importante para ella.

-!Hay algo más!, le dijo ella a su Pastor.

-¿Qué es? preguntó el Pastor.

- Esto es muy importante, continuó la hermana... Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

El Pastor quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir.

-¿Eso lo sorprende o no? preguntó la hermana a su Pastor.

- Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con su petición,... dijo el Pastor.


La mujer explicó:

- En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos de la mesa, el mesero decía, "Quédese con tu tenedor". Esta era mi parte favorita, porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o pastel de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso! Lo cual a mi me agradaba muchísimo.

Así que quiero que la gente, cuando me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano, quiero que se pregunten: "¿Qué onda se trae la hermana con el tenedor?"

Después quiero que usted les diga: "Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir."

Los ojos del Pastor se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. El sabía que esta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte.

Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto de la esperanza cristiana que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.

Durante el funeral, la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha. Una y otra vez el Pastor escuchó la pregunta: ""¿Qué onda se trae la hermana con el tenedor?". Y una y otra vez el Pastor sonrió.

Durante su mensaje, el Pastor les compartió a las personas, la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que significaba para ella.

El Pastor les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él.
Estaba en lo correcto.

Así que, la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir… JESUS ES BUENO


14.-  CUANDO FALTA EL ACEITE

"El cuidador de un faro que trabajaba en una costa rocosa recibía aceite una vez al mes para mantener su llama ardiendo. Como vivía  cerca de la población, no le faltaban visitantes.

Una noche, una mujer necesitaba aceite para mantener a su familia caliente. Otra noche un padre necesitaba aceite para su lámpara. Otro necesitó aceite para lubricar una rueda.

Todas las peticiones parecían legítimas, y el cuidador trataba de suplirlas. Hacia el fin de mes, se le acabó el aceite, y el faro se apagó, lo que causó que muchas naves se estrellaran en esa costa. El hombre recibió la reprensión de  sus superiores: "Se te da el aceite por una sola razón" - le dijeron- "Queremos mantener el faro ardiendo".

Reflexión:

No podemos suplir las necesidades de todo el mundo. No podemos complacer a todos. Aunque estemos llenos de buenas intenciones, podemos correr el riesgo de perder de vista la razón por la cual se nos confió el aceite.


15.- CUANTO PESA EL PECADO

               Un predicador acababa de invitar a sus oyentes a arrepentirse,  cuando un joven exclamó:

-Usted habla del peso del pecado. Yo no lo siento - ¿Cuánto pesa? Veinte kilos, cien kilos?

-¡Dígame! le pregunto el predicador-, si usted pusiera un peso de cien kilos sobre el pecho de un hombre muerto, ¿Lo sentiría él? ¡No!...contesto el joven, ya  que está muerto.

El predicador prosiguió: -Pues bien, el hombre que no siente el peso del pecado
esta espiritualmente MUERTO.


16.- CUANTO PESA UNA ORACION

         Poco después de la Segunda Guerra Mundial una mujer entró en una tienda de alimentación y pidió comida suficiente para una comida de Navidad  para sus hijos.

Cuando el dueño preguntó cuánto podría pagar, ella respondió: "Mi marido murió en la guerra. La verdad es que no tengo nada que ofrecer  más que una pequeña oración."

El hombre, un incrédulo inmutado ante la necesidad de la mujer, dijo sarcásticamente: "Escriba su oración en un trozo de papel, y le daré su peso en artículos de alimentación." Para su sorpresa, ella sacó una nota doblada del bolsillo, y se la dio. "Ya la escribí anoche, mientras velaba a mi hijo  enfermo, contestó de inmediato. Sin siquiera leerla, la puso en un platillo de  sus anticuadas balanzas.

"Bueno, veremos para cuánta comida vale, dijo sarcásticamente el dueño de la tienda." Para sobresalto suyo,  no sucedió nada cuando puso una hogaza de pan en el otro platillo.

Pero se sobresaltó más cuando añadió otros artículos y seguía sin suceder  nada. Finalmente dijo malhumorado: " Bueno, ya no cabe más, de todas  maneras. Aquí tiene la bolsa. Tendrá que ponerse las cosas usted misma.

Con un sollozante" gracias" la mujer salió feliz.

El tendero descubrió poco después que tenía las balanzas averiadas.

Con el paso de los años, seguía preguntándose si aquello había sido una  mera coincidencia. ¿Por qué la mujer tenía la oración ya escrita antes de  que él se la pidiera? ¿Cómo es que vino justo en el momento en que el  mecanismo se había roto?

Siempre que mira a aquella hoja de papel con su petición, se asombra,  porque dice: "Por favor, amado Señor, ¡danos hoy nuestro pan de cada día!


17.- DIOS ESTA HABLANDO CONTIGO.

Un hombre susurró: Dios, habla conmigo... Y un ruiseñor comenzó a cantar. Pero el hombre no oyó.

¡Entonces el hombre repitió: Dios, habla conmigo!... Y el eco de un trueno se oyó. Más el hombre fue incapaz de oír.

El hombre miró alrededor y dijo: Dios, déjame verte... Y una estrella brilló en el cielo. Pero el hombre no la vio.


El hombre comenzó a gritar: Dios, muéstrame un milagro... Y un niño nació...Mas el hombre no sintió el latir de la vida.

Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse: Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo...Y una mariposa se posó suavemente en su hombro...

El hombre espantó la mariposa con la mano y desilusionado continuó su camino, triste, solo y con miedo.

¿Hasta cuando tenemos que sufrir para comprender que Dios  está siempre donde está la vida?

¿Hasta cuándo mantendremos nuestros ojos y nuestros corazones  cerrados para los milagros de la vida que se presentan diariamente en todo  momento?


18.- EL DISCÍPULO Y EL CREYENTE

Todo discípulo es un creyente pero no todo creyente es un discípulo.

1.- El creyente espera panes y peces; el discípulo es un pescador.

2.- El creyente lucha por crecer; el discípulo por reproducirse.

3.- El creyente se gana; el discípulo se hace.

4.- El creyente gusta de halago; el discípulo del sacrificio vivo.

5.- El creyente murmura y reclama; el discípulo obedece y se niega a si
mismo.

6.- El creyente es "yo"; el discípulo es "ellos".

7.- Los creyentes esperan milagros; los discípulos obran milagros.

8.- El creyente sueña con la "iglesia ideal"; el discípulo se entrega para
lograr la "iglesia real".

9.- La meta del creyente es estar en el cielo; la del discípulo es ganar
almas para el cielo.

10.- El creyente maduro se hace discípulo; el discípulo maduro asume los
ministerios.
11.- Al creyente parece que se le prometió una almohada; el discípulo sabe
que tiene una cruz.

12.- El creyente es "ojalá"; el discípulo es "heme aquí".

13.- El creyente es valioso; el discípulo es indispensable.

14.- El creyente, quizá, predica El evangelio; el discípulo hace discípulos.



19.- LOS ZAPATAZOS DE DIOS.

Un hermano llamado Jaime, cansado de tantas aflicciones, de tantas luchas, de muchas oraciones sin ser contestadas, de tanto tiempo sembrar y no recibir nada a cambio, lleno de contradicciones, ya que lo único que parecía ocurrir en su vida, era hacer desfallecer su corazón más y más, por lo que, comenzó a cuestionar todo en su vida, y entre esas cosas, su corazón cuestionó a su mismo Señor Jesús.

Preguntas tales como:
  • ¿será que Dios me escucha?
  • ¿Será que verdaderamente El pone sus ojos en mí? 
  • ¿Sera que no le interesan mis necesidades?
Un día cansado de tantas "desilusiones" dispuso en su corazón hacer el último intento de esperanza en Dios.

Alzó sus ojos al cielo y levantando sus manos exclamó lo que en su momento dijo que sería su última oración, y dijo: " Señor, tanto tiempo te he buscado y nunca he recibido un toque tuyo, así que: si no siento tu mano, no podré seguir".

Esta oración un tanto desafiante y otro poco arrogante,… sin duda llegó al mismo altar de Dios.

Al escuchar el Señor esta oración dijo " Tanto tiempo hijo mío te he estado hablando y tú no has querido oír, y hoy te presentas ante mi, diciendo que no te he querido tocar.

Pero aún así Yo sabré olvidar lo pasado, y te hare sentir mi mano"

Al domingo próximo, este hermano nuevamente asistió a la iglesia en su misma condición y sosteniendo la postura de su "última" oración.

Para eso El Señor tenía el escenario preparado para manifestar su gloria en la vida de Juan.

Durante la alabanza y adoración el esperado toque de Dios, se hizo esperar.

Llego el final de la prédica, y nada pasaba. Juan totalmente desesperanzado, hizo desfallecer su corazón.

Al final de la reunión, el pastor que predicó esa noche siente la voz de Dios que le dice: "sácate el zapato y pégale al hermano que Yo te mostraré con el taco, lo más fuerte que puedas".

El pastor, atónito con lo que acababa de escuchar y perplejo por no entender nada, preguntó ¿qué has dicho Señor?

Y El Señor con idénticas palabras volvió a decir lo mismo "Quítate el zapato y pégale con todas tus fuerzas a quien Yo te mostraré".

El pastor totalmente asustado se dispuso a obedecer a Dios, se quitó el zapato y El Señor le mostró al hermano y le dijo "ve y pégale".

Por "casualidad" era Jaime, quien recibió un zapatazo tan fuerte que lo hizo caer de espaldas varios metros atrás.

El pastor asustado por lo que hizo, miró expectante la reacción de Jaime. El se imaginó que cuando Jaime se levantara lo iba agredir.

Para sorpresa de él y de todos los que presenciaron el espectáculo, Jaime corrió hacia el pastor y lo abrazó y le dijo "Gracias, hoy he sentido el toque de Dios".

Juan por medio del zapatazo sintió una transformación en su interior, tan profunda que se olvidó del moretón que el zapatazo de Dios le dejó en la frente.


20.- EL VIEJITO Y LA NARANJA

 Un hombre ateo se dirigió al campo apara convencer a todos los habitantes del pueblo sobre la no existencia de Dios. Mientras compartía sus teorías con la gente y argumentaba sobre quien le podía  probar que Dios existía, un anciano se acerco y le pidió una naranja, la cual con toda paciencia pelo, y sin prisa alguna se la comió entera, cuando finalizo, pregunto al hombre ateo:

¿Señor podía usted decirnos a mi y a toda la gente del pueblo, como  estaba la naranja que acabo de comerme, estaba dulce o estaba amarga?

El ateo, se sonrió sarcásticamente y dijo:

Anciano como pretende usted que yo le diga a usted como estaba la naranja que usted se comió si dulce o amarga, si no fui yo quien se la comió.

El anciano le respondió:

Pues vera usted, así mismo es Dios no se puede decir nada acerca de El si no lo ha probado.-



21.- EL CURA Y EL JOVEN QUE LIMPIABA SU AUTO

Alberto estaba lavando su auto en la acera, frente a su propia casa.

De pronto pasó por ahí un Pastor… el Pastor se detuvo y felicitó a Alberto:

- ¡Qué bonito se ve tu automóvil! tiene sus años pero lo veo siempre limpio y brillante.

- ¡Si supiera usted, hermano Pastor - comentó Alberto- cuánto tiempo y trabajo me cuesta mantener limpio mi auto! por lo menos una hora diaria.

El Hermano Pastor se puso serio y dijo:

- Y para tener limpia y brillante tu alma, Juan ¿cuánto tiempo gastas diariamente?

Juan no contestó, pues él casi nunca se da momentos para la intimidad con Dios y la reflexión.

Entonces el Pastor le dijo:

- Amado Alberto francamente Dios quiere que tu alma este limpia como lo está tu automóvil…límpiala todos los días, quítale la suciedad todas las días, mantenla brillando todos los días.


A veces no le damos importancia a lo más importante en nuestras vidas que es nuestra alma, y preferimos tener autos, casas, joyas y ropa impecable, que no está mal, pero ¿realmente como está nuestro espíritu? ¿Somos acaso una bella mansión por fuera y un tugurio por dentro?
DEDICALE TIEMPO A TU ALMA Y A TU ESPIRITU.


 22.- EL PESO DE TU CRUZ

Un joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas, orando:

"Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".

El Señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras".

El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho.

Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba.

Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared.

"Señor", susurró, "quisiera esa que está allá".

Y el Señor contestó,  "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".

Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás.  Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.


23.- RECUERDA DECIR SIEMPRE: ¡GRACIAS!

Un alma recién llegada al cielo  se encontró con Pedro. Entonces Pedro lleva al alma a un recorrido por el cielo.

Ambos caminaron paso a paso por unos grandes talleres llenos con Ángeles. San Pedro se detuvo frente a la primera sección y dijo: "Esta es la sección de recibo. Aquí, todas las peticiones hechas a Dios, desde la tierra, mediante la oración son recibidas".

Esta sección estaba terriblemente ocupada con muchos Ángeles clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el mundo…había un movimiento increíble, pues los ángeles, sudaban y sudaban clasificando las peticiones de oración.

Pedro y la Almita recién llegada al cielo, siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le dijo:

"Esta es la sección de empaque y entrega. Aquí,  bendiciones y las respuestas a las necesidades que la gente pide, son empacadas y enviadas a las personas que las solicitaron". (Acá nunca se cierra esta sección…las 24 horas terrenales se trabaja)

El alma vio cuan ocupada estaba. Había  tantos Ángeles trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo empacadas y enviadas a la tierra.

Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el alma juntamente con Pedro se detuvieron en  la última sección. Para su sorpresa, solo un ángel permanecía en ella ocioso y aburrido haciendo muy poca cosa. "Esta es la sección del agradecimiento" dijo Pedro al alma. "Como es que hay tan poco trabajo aquí?" -pregunto el alma.


"Esto es lo peor" contesto Pedro. Después que las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento."…las cartas de agradecimiento llegan una de vez en cuando.


 El Alma dijo a Pedro: "Como se agradecen a las bendiciones de Dios?"  "Simple" - contesto San
Pedro, "Solo tienes que decir, gracias Señor"