CUANDO CREES
QUE HAS TRABAJO EN VANO
WHEN YOU THINK YOU WORK IN VAIN
WHEN YOU THINK YOU WORK IN VAIN
Gálatas 4: 11
Me temo de vosotros, que haya
trabajado en vano con vosotros.
INTRODUCCIÓN
Han pasado 8 años desde que nuestro ministerio abrió sus puertas en esta
área de Los Ángeles. Como todo Ministerio, las cosas no son fáciles, y muchas
veces, cuando no se alcanzan los objetivos y metas planeadas, pudiéramos caer
en el desanimo. Y esto ocurre, por que las promesas que creímos haber recibido
de Dios o han sido cumplidas.
A veces batallamos por obtener logros dentro del ministerio, y vemos a
nuestro alrededor que otros los consiguen, mas en nosotros nos es mucho más
difícil alcanzarlos.
Esta noche, al volver mi mirada hacia atrás, puedo ver los grandes
luchas que hemos tenido, grandes desafíos, toma de decisiones…situaciones en
donde pareciera que hemos perdido la visión ministerial…pero al fin de cuentas,
hemos seguido siempre adelante. Y pesar de ello, surge la pregunta: ¿Señor,
acaso mi trabajo ha sido en vano?
Cuando leemos detenidamente la escritura, nos damos cuenta, que muchos
de los grandes siervos de Dios, también han pasado por situaciones similares.
Al
revisar tu vida, recuerdas los días y noches difíciles. Hemos aprendido a vivir
con el rechazo, la intolerancia, la incomprensión, los diferentes caracteres,
la falta de apoyo, a veces hasta nos sentimos ignorados por el pueblo…Pero a
pesar de todo, seguimos amando al Señor, creyendo el llamado que El nos hizo, entregando cuerpo y alma para servirle, haciendo
todo lo que sé hacer.
Sin
embargo finalmente viene el momento en que me pregunto: “Señor, He trabajado en vano? ¿He gastado mi fuerza para nada? ¿Ha sido todo inútil.”
Muchas
veces vienen a mi mente, pensamientos como:
A.
¡No has logrado la meta!.
B.
¡No has sido nada efectivo!
Pero también, en medio de estas interrogantes, aparece una voz que me dice: Hijo: Si a ti llegan estos sentimientos de fracaso, entonces es una buena señal, que estas caminando en la dirección exacta Es más, estás parado entre gigantes espirituales, que tú los vencerás, en el Nombre de Jesus.
En la historia bíblica, muchos grandes siervos
de Dios han terminado sintiendo que han fracasado en su llamado. Pero eso solo
ha sido un sentimiento momentáneo, pues Dios les había llamado.
1-
El profeta Elías miró su vida y lloró, “Señor
llévame a casa. No soy mejor que mis padres, y todos te han fallado. Por favor,
toma mi vida. Todo ha sido en vano” (parafraseado). 1 Reyes 19: 4 4Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo
de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida,
pues no soy yo mejor que mis padres.
2-
¿Y qué del Rey David? Estaba tan desalentado sobre lo que él creyó era una pérdida de unción en
su vida, que quería volar como un pájaro hacia un lugar desolado. “Oh quien tuviera alas como una paloma….”
Entonces me iría muy lejos, y permanecería en el desierto” (Salmo 55:6-7) 6 Y dije:
¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. 7 Ciertamente
huiría lejos; Moraría en el desierto.
3- Hasta el gran apóstol Pablo tembló con miedo al pensar que había gastado su vida como un obrero inútil. Le escribió a los Gálatas, “Temo que mi trabajo en vuestro medio haya sido en vano.” (Gálatas 4:11). Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros
4- Juan Calvino uno de los padres de la Reforma, tuvo la misma terrible experiencia. Dijo en su última hora, “Todo lo que he hecho no ha sido de valor… Los malvados gustosamente echarán mano de esta palabra. Pero lo repito otra vez: todo lo que he hecho no es de valor.”
5- Durante sus veintitrés años en el campo misionero, David Livingston (Medico y misionero ingles en África) expreso las mismas dudas horribles que su ministerio fue todo en vano.
David Livingstone abrió el continente africano al evangelio, sembrando mucha semilla y siendo usado por Dios para despertar a Inglaterra a las misiones. Entregó cuerpo y alma para llevar una vida totalmente sacrificada por Cristo.
Sin embargo, Después de 23 años en el campo misionero, Livingstone expresó la misma duda terrible que estos otros grandes siervos. El también sintió que su ministerio había sido todo en vano. Su biógrafo lo citó en su desaliento: “Todo lo que he hecho tan solo ha abierto el intercambio de esclavos africanos. Las sociedades misioneras no han dado fruto después de veintitrés años de labor. Todo trabajo parece en vano…he trabajado en vano.”
San Bernardo (1090-1153) también soportó este terrible desaliento.
Escribió en sus últimos días, “He fallado en mi propósito… Mis palabras y mis
escritos han sido un fracaso.”.
6- Uno de los grandes misioneros que ha impactado mi vida es George Bowen. Su vida fue un poderoso ejemplo, y su libro, “Amor Revelado”, es uno de los mejores libros sobre Cristo que he leído. Un hombre soltero, Bowen se apartó de la fama y la riqueza para convertirse en un misionero en Bombay, India a mediado del siglo 17. Cuando vio a los misioneros viviendo más allá de los pobres a quienes servían, Bowen dejó el apoyo misionero que recibía y decidió vivir entre los más pobres. Se vistió como los indios, y abrazó la pobreza, viviendo en una humilde casa y subsistiendo a veces solo con pan y agua. Predicó en las calles en clima sofocante distribuyendo literatura evangélica llorando por los perdidos.
Este hombre asombrosamente devoto había ido a la India con grandes esperanzas por el ministerio del evangelio. Y había dado todo para este fin, su corazón, mente, cuerpo y espíritu. Sin embargo, en sus cuarenta y tantos años de ministerio en India, Bowen no tenía ni un solo convertido. Solo fue hasta después de su muerte que las sociedades misioneras descubrieron que era uno de los misioneros más amados en la nación. Hasta los paganos idolatras miraban a Bowen como el ejemplo de lo que un cristiano debía ser.
Hoy, el ejemplo de la vida humilde de Bowen y sus palabras poderosas todavía inflaman mi alma y las almas de otros a través del mundo. Sin embargo, como muchos antes de él, Bowen soportó un terrible sentido de fracaso. Escribió “Soy el ser más inútil en la iglesia. Dios me magulla y aplasta con desilusiones. Me levanta y después permite que me caiga a la nada. Quisiera sentarme con Job y comprendo a Elías. Mi trabajo ha sido todo en vano.” Continua
7- Así también, Para cualquier ojo
humano, Jesús fracasó totalmente en su misión. Lo encontramos al final de su
ministerio de pie sobre Jerusalén, lamentando
el rechazo de Israel, llorando sobre su aparente fracaso de
reunirlos, sus esperanzas aparentemente quebradas. “¡Jerusalén, Jerusalén,… ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la
gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!” Vuestra casa os es dejada desierta”
(Mateo 23:37-38).
Es como que Jesus dijera: “Lo he dado todo, mis fuerzas, mis labores,
mi obediencia. ¿Qué más pude hacer para salvar a esta gente? Toda mi labor ha
sido en vano.”
Que dolor el que Cristo sintió al decir esas
palabras. Pienso que este fue el momento en que Jesús clamó, “He trabajado en vano.” Puedo imaginarme
a Satanas susurrándole en ese momento, “Aquí está la casa que fuiste llamado a
salvar y la has dejado desolada.”
Esta situación por la que atravesó Jesús, se aplica
a los Pastores que han trabajado arduamente con paciencia en la obra del Señor,
han hecho mucho, han trabajo tanto, han sufrido tanto, y de pronto se pregunta:
Señor, Mi trabajo ha sido en vano?
CONCLUSIÓN
El Señor conoce nuestras batallas. Él la ha peleado
antes que nosotros. Así que no es ningún pecado tener tales pensamientos, o
andar cabizbajo. Jesús mismo pasó por esto y estaba libre de pecado.
Cuando venga a nuestra mente
pensamientos de esta naturaleza, recordemos al profeta Isaías 49: 4 Pero yo dije: Por demás
he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa
está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.