LA PERSONALIDAD Y LA DEIDAD DEL ESPÍRITU SANTO
Para saber si el Espíritu Santo es una persona se hace necesario
examinar si cumple con las condiciones básicas que hacen de un ser una persona.
Las tres cualidades básicas de la personalidad son: La capacidad de
razonar, la capacidad de experimentar emociones y la capacidad de decisión.
La razón. El Espíritu Santo posee
razón (Romanos 8:27; 1ª 2:10-11).
Las emociones. El Espíritu Santo posee
sensibilidad y es capaz de experimentar emociones (Isaías 63:10; Romanos 15:30,
Efesios 4:30).
La voluntad. El Espíritu Santo es capaz
de tomar decisiones por sí solo (1ª Corintios 12:11)
Si El Espíritu Santo reúne las cualidades de la personalidad, concluimos
que él es una persona (Jn. 14:16-17).
Las acciones que la Biblia atribuye al Espíritu Santo pueden ser
ejecutadas tan sólo por una persona. Se nos dice que el Espíritu habla (Hechos
8:29; Ap. 2:7), enseña (Jn. 14:26), reprueba (Jn. 16:8), elige (Hechos 13:2,
16:6-7, 20:28), testifica (Jn. 15:26), guía (Romanos 8:14; Gálatas 5:18),
escudriña (1ª Corintios 2:10) e intercede (Romano 8:26).
Habiendo demostrado que el Espíritu Santo es una persona, queda
pendiente el asunto de su divinidad. en
cuanto a esto hay suficiente evidencia como para concluir que él es Dios.
El Espíritu Santo es declarado Dios en el Antiguo Testamento. Compárese Isaías 6:8-10 con Hechos 28:25-27. Jeremías 31:33-34 con
Hebreos 10:15-17.
El Espíritu Santo es declarado Dios en el Nuevo Testamento (Hechos 5:3-4; 2ª Corintios 3:17).
Es Espíritu Santo es declarado Dios en razón de sus atributos. El es omnipresente (Salmo 139:7-10). El es omnisciente (1ª Corintios
2:10-11). El es eterno (hechos 9:14).
Concluimos, pues, que el Espíritu Santo es una persona divina.