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domingo, 20 de septiembre de 2015

CUANDO TU BARCA ES SACUDIDA ENMEDIO DEL MAR

CUANDO TU BARCA ES SACUDIDA ENMEDIO DE LA MAR

Juan 6: 16-21

“Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar,
y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.
Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba.
Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo.
Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.
Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban”.

INTRODUCCION
Todos tenemos una barca que manejar en este mundo… la cual es nuestra vida,
Sin duda que el mejor capitán para nuestra barca se llama Jesús, puesto que el nos conoce a perfección.

I- OBSTACULOS QUE ENFRENTARA NUESTRA BARCA
En el caminar por esta corta vida nos enfrentamos a grandes vientos que quieren hundir nuestra barca, esos vientos pueden ser obstáculos que no nos permiten alcanzar las bendiciones de Dios.
·         Nuestra rebeliones
·         Las tentaciones
·         La avaricia
·         La falta de un corazon puro ((Proverbios 4:23   Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.).

II- HAY MIEDO CUANDO NUESTRA BARCA ES SACUDIDA
En el pasaje anterior vemos como algunos de los discípulos de Jesús, pescadores profesionales entre ellos, tuvieron miedo en medio del mar,
·         primero por los grandes vientos que soplaban y
·         segundo al ver que Jesús andaba sobre el mar y se acercaba a la barca.
Hay momentos en la vida en donde los grandes vientos, no nos permiten ver con claridad la Divinidad y la Soberanía de Dios,… esa hermosa presencia de Dios, que permite o no que las cosas pasen.
 No podemos negar que en algun momento determinado hemos sentido miedo al encontrarnos en medio de mares grandes y temibles.
 Es mas a alguno de nosotros hasta nos hemos querido tirar de la barca, al pensar que esos vientos recios no acabaran.

III-EN LA TEMPESTAD, JESUS SIEMPRE LLEGA A TIEMPO
Quiero decirles esta noche que en medio de esos grande vientos, Jesús aparece para decirnos: “Yo soy; no temáis”, que lindas palabras de Jesús,
·         primero diciendo: “Yo soy”, aduciendo a que el es Dios
·         y luego el “no temáis”,
·         en pocas palabras “confiad en mi”.
Amigo mío, te invito a confiar en el Señor, a que en medio de esos vientos fuertes, puedas reconocer la voz de Dios que te dice: “No temas”, ¿Por qué temer si El esta conmigo?

Si tu estas pasando por una situación difícil a tal punto que no sabes que hacer, yo te digo departe del Señor en esta hora: “Yo soy, no temáis”.

 

CONLUSION

En este ano muchos de nosotros hemos pasado y estamos pasando por situaciones difíciles de toda índole, situaciones que nos hacen sentir solos y desamparados.

Esas tormentas y tempestades nos presentan un panorama desalentador, oscuro e inseguro; y aparecen nubes negras en nuestra vida, que ya parece que todo se acabo;

Pero quiero decirle algo amado hermano, no importa si contra tu vida se levanta la más grande tempestad, si confías en el Señor, él te cargará en sus brazos y calmara la tempestad por ti.

En esta porción de la Biblia (Mateo 8:23-27) encontramos la escena de que los discípulos estaban en la barca junto con Jesús, cuando de repente se levantó una tempestad, la palabra presenta que Jesús estaba dormido aun con la tormenta que se había levantado, pero los discípulos se encontraban alertados, temerosos de lo que les podía acontecer.

Algunos de estos hombres eran pescadores, lo que nos hace suponer que anteriormente se habían enfrentado a casos como este, y el hecho de que tuviesen temor es que posiblemente nunca habían enfrentado algo de tan grande magnitud, así que la tormenta que se había levantado era algo que nunca habían experimentado.

Pero buscaron socorro donde ellos sabían que solamente lo podrían encontrar, buscaron a Jesús (Mateo 8:25), ellos sabían que Jesús podría hacer algo por ellos, aun y cuando entre ellos había pescadores supuestamente experimentados, que ya habrían enfrentado ese tipo de problemas, no dudaron en buscar la ayuda del único que se las podría dar.



Cuando tú comiences a confiar en el Señor, cuando empieces a descansar en él experimentaras una gran paz, una paz verdadera y duradera.

 


Una noche un hombre soñó que caminaba por la playa en compañía del Señor. Por su mente pasaban escenas de su vida y en cada escena veía sus huellas y las del Señor.

Cuando la última escena de su vida pasó ante él, miró a las huellas y se dio cuenta que, durante su vida, muchas veces vio sus huellas solamente; esto sucedió siempre y cuando se sentía solo y triste.

Perturbado por esto le preguntó al Señor:" Señor mío, cuando decidí seguirte tú me prometiste estar siempre a mi lado, pero he notado que cuando me encontraba agobiado por los pesares de la vida he visto un par de huellas solamente. ¿Por qué me abandonaste cuando más te necesitaba?"

Él le contestó: "Hijo mío, sabes que te quiero y que nunca te abandono. Durante tus angustias y sufrimientos, el único par de huellas que has visto fueron las mías porque yo te llevaba en mis brazos."