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lunes, 15 de febrero de 2016

LA SANIDAD Y LA LIBERTAD QUE JESUS NOS DA

LA SANIDAD Y LA LIBERTAD QUE JESUS NOS DA

Salmos 107: 19 - 20

Pero clamaron a Jehová en su angustia,
Y los libró de sus aflicciones.

20 Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.

INTRODUCCION

En la porción que acabamos de leer, nos damos cuenta el Señor: «Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina». 

El propósito de Dios es que ¡vivamos sanos y libres! (Es decir que usted y yo, vivamos una vida plena y en libertad). ¿Cuántos de los nacidos de nuevo, estamos experimentando este estilo de vida?

Dios nos ha dado su Palabra para enseñarnos como caminar de la mano con Jesús.

Por eso…Si VERDADERAMENTE andamos en sus caminos, seremos sanos y libres. Por esa razón, en la Biblia se nos ordena que seamos hacedores de Su Palabra (Santiago 1:22).
Las siguientes palabras revelan el verdadero deseo, el verdadero  corazón de Dios hacia nosotros:
«¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!» (Deuteronomio 5:29).
Ésta es la voluntad de Dios para su vida. Que siempre le vaya bien, a usted y a sus hijos. (ALABENLE A DIOS EN SU SANTUARIO).

I-      EL CRISTIANO TIENE LA LIBERTAD DE ESCOGER VIVIR EN BENDICION O EN MALDICION.
La  voluntad de Dios no se logra de manera automática. Dios le dijo al pueblo de Israel que ponía delante de ellos la bendición y la maldición. Luego les indicó: «…escoge, pues, la vida…» (Deuteronomio 30:19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;). 
Ellos (El pueblo de Israel) debían obedecer Su Palabra para vivir conforme a las bendiciones que Él anhelaba darles.
Eso mismo se aplica para nosotros. En las Escrituras leemos que el pacto de sanidad que Dios le otorgó a Israel, incluía inmunidad de la enfermedad.
El Señor declaró: «Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti» (Éxodo 23:25). Alabemos a Dios en su Santuario.
Moisés indicó que: si obedece… “El Señor te mantendrá libre de toda enfermedad…” (Deuteronomio 7:15, Nueva Versión Internacional).
Dios le ordenó a la humanidad que cumpliera los estatutos para que les fuera bien y les conservara la vida. Moisés expresó: Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida…” (Deuteronomio 6:24).
Hoy en día, el Señor anhela que todas las necesidades de su pueblo, que a su pueblo, no le falte NADA, incluyendo su salud. Las palabras de Él son: “…vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo (Proverbios 4:22).
Por tanto, es necesario que leamos Su Palabra con la fe de un niño…y creer y recibir.

II- QUE ES LO QUE DIOS HA HECHO Y QUIERE HACER CON LAS ENFERMEDADES
Cuando leemos los Evangelios, descubriremos que Jesús tomó nuestras enfermedades y dolencias; y también que al tercer día, JESUS ¡resucitó y salió de la tumba en victoria! Él venció al infierno y a la muerte, y destruyó totalmente el poder de Satanás.
En Colosenses 2:15 se nos enseña: y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Todo el poder le fue dado a Jesús en el cielo y en la Tierra (Mateo 28:18-19).
OIGA BIEN MI AMADO HERMANO: Desde el momento que nacemos de nuevo, el diablo pierde la autoridad sobre nosotros, a menos que nosotros se la otorguemos a través del pecado.
Cuando resistimos al diablo, él huye (Santiago 4:7).

Es necesario que rechacemos las enfermedades y dolencias con la misma intensidad que al pecado.

Es nuestro derecho permanecer sanos.

Es mi trabajo y el suyo ejercer autoridad sobre el enemigo en cada área de nuestra vida.

No debemos darle ¡ni un centímetro! de autoridad al enemigo. JESUS NO SE LA DIO: “…Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8).

Jesús claramente nos expresó: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10). 

JESUS nos mostró que todo lo que roba, mata y destruye proviene del enemigo.

CONTRARIAMENTE, las cosas buenas, las que dan vida —como la sanidad— provienen de Dios.

III- EN SU MINISTERIO, JESUS SANO A TODO AQUEL QUE LO RECIBIA.

En la Biblia se nos indica que Jesús vino para cumplir con la voluntad del Padre (Juan 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.).

QUE TODOS NOSOTROS ESTEMOS SANOS…es la voluntad de Dios.
JESUS sanó a todos cuando vivió en la Tierra, y hoy en día éste continúa sanando a todos los QUE VERDADERAMENTE LE RECIBEN.

Jesús ha estado siempre en contra de las enfermedades y dolencias. Jamás leerá en la Biblia que Él haya dicho algo como:Debes pasar por esa enfermedad porque Dios desea enseñarte algo”.  LA BIBLIA NUNCA MENCIONA TAL COSA.

Jesús nunca dudó en orar por alguien que deseaba recibir sanidad.

Ahora bien, si  ellos no lo aceptaban, tampoco recibían la unción de la sanidad. (Hablamos de aceptarlo GENUINAMENTE…no falsamente)

En la actualidad, Jesús no ha cambiado…Él es el mismo, ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).

Así que tenemos el derecho bíblico de creer por sanidad, TODOS AQUELLOS QUE HEMOS RECIBIDO A JESUS COMO NUESTRO SALVADOR.

En Mateo 9:35  leemos: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. 

Cuando Jesús se encontraba en la Tierra estuvo enseñando, predicando y sanando. Eso debemos realizar usted y yo…en Su nombre.
Jesús sanó a todas las personas que lo recibían…. Luego envió a Sus discípulos y les otorgó autoridad para realizar las mismas obras. En Mateo 10:1 encontramos: “…les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”.

 Jesús comisionó a la Iglesia para realizar la voluntad del Padre. Les ordenó a Sus discípulos que fueran en Su nombre e hicieran lo mismo que Él había realizado: Echó fuera demonios, impuso manos sobre los enfermos y éstos sanaron (Marcos 16:15-18).

Hoy en día, el Espíritu de Dios continúa obrando, así como lo hacía en el ministerio de Jesús. El poder no ha menguado, pero debemos cumplir nuestra parte. Lo cierto es que lo mejor de Dios no consiste en  que nos enfermemos, y luego sanemos. Lo que en realidad nos pertenece es la salud divina…LOS CRISTIANOS podemos y debemos permanecer continuamente saludables: “…y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24).

NOSOTROS LOS CRISTIANOS Podemos permanecer sanos y libertad, mientras tomamos de continuo y en serio la medicina de Dios…Su Palabra.

¡La sanidad es idea de Dios! Sólo necesitamos creer en ella y recibirla.

IV- ¿COMO RECIBIR SANIDAD?
a)    Crea la Palabra para su vida:  Proverbios 4:20:23; Isaías 53:4-5; Mateo 13:15. 21:22.
b)    Llame a los ancianos de la Iglesia. Santiago 5:14. 
c)      Confiese la oración de acuerdo o la de atar y desatar. Mateo 16:17-19, 18:18-20.
Al momento en que dos o tres creyentes se reúnen en el nombre de Jesús, también Él está allí. Y si ellos piden cualquier cosa y se ponen de acuerdo en oración, les será hecho.
d)    Declare la oración de fe. Juan 16:23; Marcos 11:24; Santiago 5:15
Una forma simple de oración conlleva más que sólo clamar: “Sáname, Padre”. La manera más apropiada de orar en fe es: Padre en el nombre de Jesús, te pido que manifiestes mi sanidad. Creo que la recibo en este momento, y te agradezco por ésta.
Observe la forma en que ora, a fin de que sus actitudes sean las correctas. Propóngase orar en fe, confiese las palabras apropiadas en oración. Y recuerde creer que recibe cuando ore.

e)    Reciba la imposición de manos
Existen dos maneras de recibir la imposición de manos —cuando las personas de fe en realidad imponen sus manos en su cuerpo y creen que usted fue sano. 1) Por cualquier creyente (Marcos 16:15-20)  y 2) por ministros especiales (1 Corintios 12; Hebreos 6:1-2).

f)      Confiese palabras de fe. Proverbios 12:6, 13-14, 18:20-21; Marcos 11:23, 5:22-28.

g)    Establezca su fe en el nombre de Jesús. Hechos 3:6, 16; Juan 14:12-14; 1 Juan 3:23.

h)    Participe de la Santa Cena. Éxodo 12:3-11; 1 Corintios 11:23-30.
Ésta es una manera fundamental de recibir sanidad, la cual ha pasado desapercibida en la Iglesia. Al momento de recibir el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesús, usted debería ser consciente y prestar mucha atención de que está participando de la Sangre del Pacto del Nuevo Testamento, y actuando según la Palabra.

OREMOS