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lunes, 17 de agosto de 2015

EL RAPTO DE LA IGLESIA O ARREBATAMIENTO

 EL RAPTO DE LA IGLESIA.

            En el retorno de Cristo a la tierra, habrán dos apariciones: La primera para arrebatar a su iglesia y, la segunda, para establecer su Reino milenial.  Ambas apariciones están separadas por un período de siete años y poseen características muy diferentes.

            La primera aparición o Rapto de la iglesia es inminente y ha de ocurrir de manera sorpresiva. en 1ª Tes. 4:15-17 se nos ofrece una breve descrip­ción de lo que sucederá en ese día:
            Cristo descenderá de los cielos.
            Resucitarán los muertos en Cristo (v. 16).
            Los creyentes que están con vida serán arrebatados juntamente con       los que hayan resucitado.

            Todos juntos recibirán al Señor en el aire (v.17). Jesús no posará sus pies sobre la tierra.

En 1ª Cor. 15:51-53 se describen otros sucesos que sucederán el día del Rapto:

- Será tocada la trompeta que anunciará el levantamiento de la iglesia.

- Los muertos en Cristo resucitarán con cuerpos incorruptibles. Es la primera resurrección (1ª Cor. 15:20-23).

            Los creyentes que están con vida experimentarán la glorificación de sus cuerpos para recibir uno semejante al de los resucitados (Fil. 3:20-21).

            Otro elemento digno de ser considerado como parte del día del Rapto es que el Espíritu Santo se irá de la tierra junto con la iglesia (2ªTs. 2:7).

            Los objetivos que Dios persigue con el Rapto de la iglesia son: Primero, desposar a su Hijo con la iglesia y celebrar las bodas del Cordero (Ap. 19:7-9); segundo, librar a su iglesia de la Gran Tribulación cuyo inicio, posterior al Rapto, queda establecido en 2ªTs. 2:7-12.

            Algunas de las características del Rapto son:
No será visible al mundo (1 Ts. 5:2; Ap. 16:15). Igual que el ladrón, el mundo no le verá. Notarán la desaparición de los santos; pero, no creerán.

Será instantáneo (1ª Cor. 15:51-52).
Será inesperado (Mt. 24:42-44, 25:13; Mr. 13:32-33).
Será selectivo, en el sentido de que únicamente serán arrebatadas aquellas personas que hayan experimentado una sincera conversión y un nuevo nacimiento (2Pedro 2:9; Ap. 3:10).